En la Suecia antigua no se creía mucho en la necesidad de bañarse. Los vikingos creían que los baños frecuentes debilitaban el espíritu y por eso se bañaban sólo una vez al año.
Esta tradición del baño anual fue respaldada por la iglesia en la Edad Media, que recomendaba un baño en Nochevieja, para lavar los pecados del año que terminaba y «renacer» con un cuerpo limpio.
En muchas ciudades europeas había saunas públicas y la gente acomodada solía tener sus propios baños higiénicos en sus palacios. La iglesia no estaba del todo conforme con el uso de las saunas públicas, ya que invitaban al pecado. Por eso se prohibieron en la mayoría de los países en los siglos XVI y XVII. Puedes leer más sobre el tema aquí >>.
Los baños en la Suecia rural
En Suecia en la Edad Media era común tener una sauna en cada granja. En realidad era una casita o una habitación especial, que se calentaba y que servía para secar el grano o ahumar carne y pescado. A veces también servía para bañarse.
Hasta el siglo XVIII era común en todo el país, pero poco a poco se fue dejando de construir saunas y al final sólo existían en el norte de Suecia y en Finlandia.
Al no tener una sauna era más complicado bañarse, porque las casas generalmente eran muy frías. Por eso la gente se limitaba a un baño al año, lo que se llama «julbad».
La tradición de «julbad»
Esta tradición data del siglo XVIII y dictaba que el baño anual se tenía que hacer por la tarde del 24 de diciembre. Se tenía un barreño muy grande para este fin y se calentaba el agua sobre el fuego. Se usaban ramas tiernas para golpear la piel. Primero se bañaba el padre de la familia, luego la madre, después los hijos. Si había criados les llegaba el turno al final. El agua sólo se calentaba una vez y no se cambiaba, con lo cual, para cuando el último salía del baño el agua estaba ya bastante sucia y fría.
Pero la habitación seguía calentita y ese calor se tenía que mantener toda la noche. Tampoco se podía echar el agua hasta la mañana siguiente. Se creía que los muertos venían a bañarse esa noche y pobrecitos, no era plan que pillaran un resfriado. Además, antes de echar el agua había que poner un trozo de carbón vegetal en el agua, para impedir que los seres malignos del inframundo pudieran adueñarse de las almas de los que se bañaron en el agua.
Muchas veces se echaban flores secas al agua. Estas flores se habían recogido la noche de San Juan (Midsommar >>) y guardado, porque se creía que las flores recogidas esa noche poseían poderes mágicos y eran capaces de curar enfermedades y alejar los seres malignos.
Después del baño anual había que ponerse ropa limpia. Esta ropa se dejaba fuera de la casa mientras duraba el baño, para airearla. Una vez vestido había que meterse en la cama con la ropa puesta para echarse una siesta.
Los baños navideños de ahora
Hoy en día se sigue la tradición del baño navideño en muchas partes del país, pero ahora suele ser un baño al aire libre, en el mar o en un lago.
¿Tu te crees capaz de tomar un baño al aire libre el 24 de diciembre? Muchos suecos que pasan el invierno en España lo hacen, no conciben la Navidad sin su «julbad». ¿Te apuntarías? Te leo en los comentarios.